Vuelvo a las andadas :3


¡Hola a todos!
Como habéis podido comprobar, he tenido esto muy abandonado durante un año...
Pero he decidido retomar la escritura y seguir con la historia de la soñadora Luna.
He estado editando las entradas antiguas, mejorando el formato y quitando algunas faltas.
Espero que os guste :]

xxx

Sandy.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Entre Sueños [Capítulo Nueve]

Ante la curiosidad que me habían producido las palabras de Jane, abrí los ojos con lentitud debido a la gran luminosidad de la tarde; levanté mi cabeza del pecho de Matt unos centímetros y dirigí la mirada al mismo punto que Jane miraba. Allí estaban esas estúpidas chicas con tacones y con la palabra idiota pintada en la cara...
Volví a cerrar los ojos con la esperanza de que pasasen de nosotros y se fuesen lo antes posible. Jane no paraba de darme codazos pero me concentré en escuchar la respiración y los latidos de Matt, ignorándo los golpecitos por completo. 
—Eh tú.
—¿Mmm? —Contesté sin abrir los ojos; sabía que era ella, pero no pretendía gastar mi tiempo metiéndome con nadie cuando la ingnorancia es el mayor enemigo de una chica popular. 
—¿Te importaría mirarme, guapa?— dijo la Barbie con un notable tono de rabia.
— Para lo que hay que ver...—resoplé y la miré correspondiendo su cara de asco.
—¿Disculpa?—contestó indignada.
—Es que esos tintes rubio platino me deslumbran—le dediqué la más falsa sonrisa y todas las copias miraron a su querida Amanda buscando una reacción que imitar. Ella se dedicó a ignorar mi comentario y a devolverme otra ración de falsedad exagerada manifestada en una amplia sonrisa.— Bueno, ¿qué quieres?
—Rob me ha pedido que te de un mensaje.
—Oh, pobrecita tú.—Puse una exagerada expresión triste cargada de sarcasmo. Adoro la ironía.—¿De qué se trata?—Dije centrandome en lo importante, Rob quería decirme algo. No creo que se lo inventase, si quería ponerme en ridículo podía haberlo hecho antes, en el instituto. Aunque sabiendo de la lentitud de sus neuronas quizá hubiese ideado una buena contestación ahora y no podía esperar. Le miré a la cara para que hablase.
—Que te esperan mañana en el local para ensayar.—Dijo como si le pesase.
—¿Sólo eso?— contesté como si no le diese importancia, ocultando la eufória que sentía por dentro.— Puff... Pues podía habérmelo dicho él.— ¡No podía creerlo, en el local de los Rock Dreamers...!
—No es todo..—dijo resoplando—  Quiere que... Nos llevemos bien...—Obviamente se sentía incómoda diciéndolo, no le sería demasiado fácil, era evidente que me detestaba.
No supe responder, probablemente porque no terminaba de asimilarlo. Miré a Matt en busca de alguna respuesta en sus ojos, pero había vuelto a recostarse; vi sus puños apretados con fuerza, seguramente a causa de la mención de Rob en los hechos.
—Podrías poner de tu parte.—concluyó ella seriamente.
—No soy yo quien se cree mejor que todo el mundo. Las miradas de superioridad no me lo ponen demasiado fácil—dije.
—Bueno, vale ya.—Dijo seria con una gran mueca de desagrado ante mis palabras. 
Todos los presentes en la charla estábamos perplejos. ¿Qué estaba pasando? Esa no podía ser Amanda Griffin... Rob había debido insistirle bastante en que nos llevásemos bien. ¿Cómo había yo de encajar eso? No podía abrir la boca siquiera. «Miss Popularidad quiere llevarse bien conmigo. Vale, estoy alucinando»
—¿Y bien?— Me dijo Cheryl, otra miembro de la súper pandilla, pero bastante más agradable que las demás. Hacía poco que ella se juntaba con las animadoras, creo que Amanda debió aceptarla en su grupo para no tenerla como competencia. Cheryl era muy guapa, rubia natural, a diferencia de Griffin y las demás. Solía sonreirle a la gente, y su melena rizada combinaba bien con su mirada cálida, parecía no encajar con la cara de acelga de las otras. Ellas eran frías como Amanda.
—¿Eh?— Contesté aturdida. Supongo que no debía echarle más leña al fuego.¿Querían llevarse bien conmigo? Genial. — Sí, supongo que se puede intentar...
—Bien, pero que conste que esto es por Rob.—Concluyó la jefa y dio media vuelta, seguida de su séquito tan bien amaestrado.
Una vez estuvieron a una distancia prudente añadí entre susurros: Sí, por Rob. 
Supuse que Matt lo había oido, tensó su cuerpo en el suelo y respiró hondo, buscando un lugar lejano donde poder huír su mirada. No supe si decirle algo, la había vuelto a fastidiar.
Me habían dejado trastornada. ¡Qué diablos! Amanda y yo. Eso era impensable. Apenas habíamos hablado y ahora no podía parar de pensar. Si ella seguía con su actitud yo no iba a portarme bien con su grupito. Y aunque cambiase, que no creyese que yo estaría en su club de admiradores.
Jane me sacó de mis pensamientos.
—Por tu cara, supongo que no habías soñado con esto—Dijo. Y al instante la fulminé con la mirada. Hizo una mueca de arrepentimiento. No podía dejar que Matt supiese de mis sueños raros. Por suerte, él seguía con la mirada perdida y pareció no notarlo.
—No.— Dije al rato y decidí cambiar de tema— ¿Te pasa algo, Matt?— No hubo respuesta estaba tan perdido en sus pensamientos que ni me oyó. Le di un golpecito seguido de una caricia en el hombro al que reaccionó con sorpresa.
—Lo siento, ¿decías?
—¿Qué te ocurre?
—Nada. ¿Por qué iba a pasarme algo? Es a ti a quien ha acudido Su Majestad y su Guardia Real—dijo con un tono irónico.
—Como quieras...—Dije dándome por vencida, tampoco yo tenía ganas de hablar. 


Gracias, Barbie animadora, por descolocar lo que iba a ser una tarde de amigos.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Entre Sueños [Capítulo Ocho]



Encontramos a Matt recostado bajo un árbol del parque de la Biblioteca.
Por estas fechas, cuando hacía ya bastante calor, solíamos pasar allí las tardes. Leyendo, hablando, jugando... Las tardes demasiado calurosas hasta íbamos a la fuente a hacer un rato el payaso con el agua, pero era lo que más me gustaba, pasar la tarde con mis dos mejores amigos.
Fuimos casi de puntillas para que Matt no se diera cuenta de que habíamos llegado. Cuando estuvimos a una distancia oportuna, Jane sacó un brownie del bolso y sin hacer demasiado ruido, se acercó más para tirarselo a la cabeza. Le dió.

 —¡Ay!—Matt se giró corriendo y se levantó entre quejas y risas.
 —¡Cien puntos! Ja, ja, ja.
 —¡Maaatt! —fui corriendo hasta él y le abracé fuerte, agarrandome a su cuello mientras que él me levantaba. En sus brazos parecía una pluma.
—¡Hey pequeña! —me achuchó y me acurruqué en sus brazos mientras él dejaba con lentitud y delicadeza mis pies en el suelo— ¿A qué se debe tanta alegría? —sonrió ampliamente, Se contagiaba con facilidad de la alegría de los demás. Y yo adoraba verle sonreír, te hacía sentir bien.
 —Puff...Rob—me mordí el labio y empezé a reirme.
 —¿Qué Rob?— su sonrisa dismuyó de repente al escuchar dicho nombre— ¿No te estarás refiriendo a Robin McCall, verdad?
 —Sí... —suspiré y obligué a Matt a tumbarse de nuevo en el árbol para acurrucarme en él.
 —Ha sido flipante, Matty —dijo Jane—Verás, hemos llegado tarde y... —empezó a soltarlo todo a borbotones ante la mirada perpleja de Matt, quien, obviamente, no entendía nada.
 —Cuando termine te lo explico yo...—le susurré al oido.
—... Y entonces le ha dicho: "Tenemos que hacerle unos mínimos retoques a tu voz y...ah, ¡estás preciosa!" y le ha dado dos besos, y a mi también, y David, y Naaaate -Jane pareció calmarse al decir ese último nombre y suspirar. O cayó en un completo embobamiento con tan solo escuchar su nombre, como me había ocurrido a mí antes.
—Espera, ¿Qué? —Matt pareció alterarse—¿Que te ha dicho qué?
—Que estaba preciosa...—en ese momento me sonrojé, sentía el calor en mis mejillas, siempre me pasaba.
 — No, eso no. Lo otro. Creo haber oído que ha dicho que tiene que 'retocar' tu voz...—Matt cada vez se alteraba más— ¿Quién se ha creído que es ese tío? Tu voz es preciosa, es perfecta. ¡No tiene NADA que retocar...! Quizá si a él le retocasen un poquito el cerebro se le aclararían las cosas y dejaría de comportarse como un autentico imbécil.
 —¡Matt, tranquilízate! Sólo es para que nuestras voces encajen por comple...—me interrumpió.
 —¿Y para eso tienes que rebajar tu nivel al suyo? Perdona, pequeña, pero no estoy para nada de acuerdo...
 —¡Hey! —puse mis manos en sus mejillas y miré directamente a sus ojos verdes llenos de furia para intentar calmarlo— Quizá no quiso decir eso...
 —Pero lo ha dicho... —él suspiró y apartó la mirada— No quiero que te hagan daño, pequeña... Esa gente... Son todos iguales, son asquerosos... Hacen lo que sea por su puta popularidad...— Matt intentaba tranquilizarse, de verdad que lo hacía, pero no podía. Terminó volviendo a recostarse bajo el árbol dejando atrás el tema, era su forma de autocontrolarse.

Jane se sentó a mi lado y yo me recliné para darle a Matt un beso en la mejilla. «Gracias» susurré. Él sonrió y me cogió entre sus brazos para que me acurrucase. Sabía que sólo trataba de cuidarme, y eso le hacía aún mejor de lo que ya era, un chico casi perfecto.
Ahí estabamos, otra tarde más, bajo el mismo árbol, cuando Jane pegó un salto de repente.

 —Genial, se avecinan problemas...—dijo con una voz un tanto amarga pero, a la vez, divertida.

Entre Sueños [Capítulo Siete]


Me quedé allí parada, clavada como una estatua. Jane empezó a saltar a mi alrededor y a darme pequeños golpecitos para hacerme reaccionar.

 —¡Tía! ¿Has visto eso? ¿Lo has visto? —su sonrisa cada vez se ensanchaba más y más— Reacciona, 'preciosa'—dijo eso último tratando de imitar la voz de Robin, aunque exagerándola demasiado. No paraba de saltar y sonreír, no daba crédito.
—¿Eh? Sí...
— ¡Hey! ¿Se puede saber qué te pasa? Deberías estar espachurrandome o algo por estilo—al ver mi cara, dejó de saltar y se paró frente a mí—. ¿Qué demonios te ocurre?
 —¿No te suena un poco la escena...? —dije tartamudeando. Apenas podía articular palabra alguna. Jane arrugó la nariz, pensativa, intentando comprender lo que acababa de decirle.
 —Oh, tu... —puso los ojos como platos al entenderlo— ¡Tu sueño! —se tapó la boca por la sorpresa, a pesar de que ella creía en ellos más que yo— ¡Te lo dije, no son tonterías!
 —Tengo miedo, J. ¿Qué pasa si sueño algo que no quiero? Hasta ahora todo han sido cosas sin importancia, nada relevante, pero... ¿Qué pasaría si en vez de sueños tuviese pesadillas? ¿Se cumplirían también? Jane, esto no mola nada...
 —Bueno, Luu —me abrazó— No te preocupes ¿vale? Seguro que todo va bien—me estrechó entre sus brazos para soltarme después—. Oye, ¿qué tal si intentas soñar que apruebo los últimos exámenes? —sonreí levemente. Ambas nos reimos. Jane siempre sabía cómo hacerme sonreír en todo momento, hasta en las peores situaciones.

Recuerdo, aunque vagamente, cómo se portó conmigo cuando papá y mamá murieron. Siempre estaba a mi lado, como la hermana que nunca tuve. Recuerdo también que al poco de morir mis padres se murió 'Flavio', un pequeño ratón de laboratorio que ella tenía. Le dije que papá y mamá cuidarían de él en el cielo. Éramos unas niñas bastante monas, ella siempre con su lado cómico y yo con mi sado soñador. Nos compenetrábamos muy bien y siempre sabíamos cómo tratar a la otra hermana cuando se trataba de una mala situación.

 —Anda, vámonos a casa. Tengo que contarle a Matt cómo ha ido el ensayo, si ha podido llamarsele así...—miré el reloj y dije entre susurros:— Cada vez duramos menos.
 —¿Vas a contarle lo del sueño?
 —Mmm...No, lo mejor será que solo lo sepamos nosotras—suspiré pensando en cómo reaccionaría si se enterase—. No quiero que nadie más se coma el tarro con esto.

Nos despedimos de John y fuimos caminando hacia casa. De camino, un coche dió un bocinazo. Nos encontramos con la madre y el hermano de J, que se ofrecieron a llevarnos.

 —Hey enano, ¿cuantos goles te han encajado hoy? Ja, ja —Jane le revolvió el pelo a Mike. Estaba en un equipo de fútbol del colegio, con niños de unos siete años, al igual que él.
—¡Pues hemos ganado, listilla! —Mike empezó a contarnos el partido. Lo resumió en apenas un minuto. Me preguntaba de quién habría sacado la capacidad de hablar tan rapido... Ja, ja.
 —Sí, seguro...—Jane achuchó a su hermano. Y seguimos nuestro trayecto, hasta que el coche se detuvo entre nuestras casas.
 —Chicas ¿Dónde váis a estar?—dijo la señora Nicholson— Jane, te recuerdo que tienes que ordenar tu leonera.
 —Tienes que ordenar tu leonera—repitió Mike con un tono de burla hacia Jane en la voz.
 —Muy buena, enano—J le sacó la lengua y salimos del coche—. Llegaré sobre las nueve mamá.—le dijo mientras avanzábamos hasta la puerta de mi casa. Su madre asintió y aparcó en su garaje, justo enfrente de mi casa.

Cuando entramos en casa, tía Layra estaba leyendo el periódico en la encimera de la cocina. Parecía despistada pero el ruido da la puerta hizo que reaccionara.

—Cielo, ha llamado Matt—dijo sin levantar la vista del periódico—. Y,...¡Ah! Hola, Jane —se levantó y J y yo entramos a la cocina—. Dice que os espera a las seis o así en los jardines de la Biblioteca California.
—Oh, oh. Creo que hay que correr otra vez. —Jane me puso la muñeca derecha, en la que tenía su reloj, en la cara. «¡Maldita sea! Diez escasos minutos para las seis...» pensé, menudo día que llevábamos.
—Dios...—abrí corriendo uno de los armarios de la cocina y le tiré a Jane tres mini-brownies, los adorábamos. Jane metió los tres bollos en su bolso y salimos otra vez por la puerta.